Es una realidad para la mayoría de las personas, que nos enseñaron en casa y en la escuela a ‘prepararnos para la vida’ pero no nos enseñaron que la educación es la vida misma. Por lo tanto, pasamos la vida entera buscando un tipo de formación, esperando recibir un conocimiento específico, sin considerar que el aprendizaje lo vamos adquiriendo desde el mismo momento de nuestro nacimiento. Nunca dejamos de aprender pero muchas veces sucede que sí dejamos de valorar el aprendizaje que vamos obteniendo en el transcurso de nuestra existencia.
En cuanto a temas educativos se refiere, solemos mirar el futuro
como algo que obtendremos en algún momento de nuestras vidas, descartando el
hecho de que absolutamente todo puede ser valorado como parte del aprendizaje
que necesitamos cada uno de nosotros para ser una persona con la capacidad de
desenvolverse activa y eficientemente en la sociedad.
La educación considerada ‘como la vida misma’ es aquella capaz de
valorar los aspectos que pudieran ser los más insignificantes para unos pero
los más importantes y relevantes para otros. Algunos pueden considerar que
haber pasado dos años de su vida vendiendo un producto por cuenta propia, no
debe ser considerado como parte de la formación técnica del individuo. Sin
embargo, otros consideramos que todo lo que aprendemos en la vida, se
transforma en habilidades, capacidades y aptitudes que nos permiten tener un
mejor desempeño como personas integrales en un mundo que está en continuos
cambios y que además nos demanda amoldarnos a esas variaciones.
Con esto, quiero decir que subestimar lo que aprendemos en cada circunstancia, puede llevarnos a pensar que no cumplimos los estándares suficientes mientras que apreciar los detalles y lo que pareciera es insignificante pero no deja de ser valioso, podría resultar un punto importante de motivación para reconocer y desarrollar las competencias necesarias que nos permitirán un correcto desenvolvimiento en el transcurso de nuestras vidas.
En ese orden de ideas, podemos mencionar que lo maravillo de valorar
los detalles como parte de la educación de un individuo puede revertirse en una
persona más activa, despierta, menos manipulable y con un nivel de confianza
absoluta que permitirá su óptimo desarrollo.
Así que, si has llegado a éste artículo y te ha gustado, es porque has tenido la valentía de abrir tus pensamientos, evaluar y ¿por qué no decirlo?, también cuestionar todas aquellas cosas aprendidas en el transcurso de la vida, pudiendo representar ese tiempo de introspección que necesitas para darle el justo valor a esa cantidad de acontecimientos, experiencias, conocimientos, estudios y formación que te hace auténtico y diferenciable de los demás.
En lo particular, puedo decir que he pasado por mi proceso de
cambio y de transformación absoluta, que la valoración que tengo de la vida, es
totalmente diferente a la que tenía años atrás. Hoy en día, no desestimo el
aprendizaje obtenido por muy sutil que parezca, incluso de aquellas experiencias
que pudieron haber sido negativas pero con un sinnúmero de enseñanzas para mi
vida y que me han convertido en la mujer que soy el día de hoy.
¡Es tiempo de reformular nuestros conceptos de vida!🙋♀️
Sania Arroyo
Autora
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