¿Alguna vez has oído hablar del Síndrome “Pincha Globos” o
“Aguafiestas”?
Los Pincha Globos o Aguafiestas son aquellas personas que por sus propias carencias y situaciones no resueltas se les hace casi imposible alegrarse de los logros que tienen los demás. Son aquellos que detestan ver que a otros les pueda ir bien o triunfen en algún aspecto de su vida porque tales piensan que son los únicos merecedores de que esto suceda.
Tanto en
España como en Argentina, la palabra ‘Aguafiestas’ se refiere a una persona que
con sus palabras, comportamientos y actitudes daña un momento que es para compartir
rompiendo así el ambiente de festejo, haciendo referencia a que ‘lanzan
agua’ a
la gente en una fiesta.
Sobre el
Síndrome de los Pincha Globos (expresión que ha sido producto de mi
imaginación), porque precisamente eso es lo que se siente cuando nos dirigimos
a personas con el deseo de compartir un acontecimiento significativo y la otra
parte no lo recibe de la misma forma. Por lo tanto, es imperativo alejarse lo
más pronto posible porque con tales no se puede compartir temas sobre objetivos
logrados, metas alcanzadas, misiones cumplidas, situaciones superadas y
cualquier cosa que represente algo positivo para quienes lo viven o desean
compartirlo.
¿Qué sucede cuando nos dejamos arrastrar por una persona que
padezca del Síndrome Pincha Globos o Aguafiestas?
Corremos el
riesgo de sufrir las consecuencias de creer más en lo que otros piensan o
quieren para nosotros que en aquello que nos hemos propuesto alcanzar en nuestras
vidas, pues si bien es cierto que mucha gente desea vernos bien, también es
cierto que muchos no desean que estemos mejor o por encima de ellos (y no
porque realmente lo estemos, sino que es así como tales se sienten con respecto
a nosotros).
Nada más
disfuncional en cualquier tipo de relación, cuando esto sucede, porque es la
evidencia del ambiente de egoísmo y envidia en el que muchas veces nos
desenvolvemos, siendo esto tan frecuente entre las relaciones humanas, es
necesario aprender a lidiar con la mayor sanidad mental posible con ese tipo de
situaciones. Es por ello, que me animo a dar algunas orientaciones con respecto
al tema para que lejos de frustrarnos, más bien podamos crecer en cualquier
contexto que nos toque y reconocer que de esa barrera de insatisfacciones con
la que eventualmente nos encontramos en otros, también podamos usarla para
nuestro crecimiento y beneficio.
No tomar nada en forma personal
Cuando una
persona en quien hemos confiado en algún momento, manifiesta este tipo de
comportamiento, lo mejor es reconocer que no es algo directamente contra
nosotros, sino que es la consecuencia de lo que aquella ha vivido, no ha sabido
gestionar y busca descargar en los demás sus sentimientos y emociones como una
forma de escape. Algunos sólo pretenden manipular nuestras acciones para que
hagamos lo que ellos quieren y no lo que nuestras convicciones nos indican.
·
Alejarse lo más posible
Muchas veces
podemos alejarnos físicamente de personas que manifiestan éste comportamiento
pero ¿qué sucede cuando no podemos
hacerlo?. Lo más recomendable sería colocar una barrera emocional que no
permita que el otro nos haga daño con su actitud o sus palabras, mientras
nosotros elaboramos el proceso de perdón para que no nos lastime la opinión que
otros emiten y no logre hacer una herida que luego cueste cicatrizar.
Evitar buscar la aprobación de los demás
Como personas
adultas es necesario que podamos entender que somos responsables de nuestras
decisiones, acciones, comportamientos y de absolutamente todo lo que hacemos o
dejamos de hacer. Es por ello, que no debemos manejarnos como cuando un hijo
busca aprobación de sus padres con los demás o por lo menos con cualquiera que
no tenga las mismas intenciones que nosotros. Cada paso, debe ser el
resultado de un cúmulo de decisiones pensadas y analizadas que vamos dando e
incluso, cuando nos equivocamos, asumir las consecuencias de nuestras acciones.
·
Enfocarnos en nuestros objetivos
Mantener el
enfoque es vital para que podamos continuar con aquello que estamos
construyendo, sin que nos incomoden los comentarios de personas que están
haciendo menos que nosotros o que simplemente no conocen los esfuerzos que
debemos realizar para lograr nuestras metas.
Por último,
pero no menos importante, es vital que aprendamos no sólo a ser sino a
mantenernos felices en medio de la diversidad de personas que
nos rodean según las diferentes etapas de nuestras vidas, saber que de cada una hay algo nuevo
que podemos aprender, aunque esto represente, darnos cuenta de lo que jamás
debemos imitar, buscando a toda costa, mantener nuestra Originalidad.
Sania Arroyo
Autora
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