La Culpa del Bien. Mi historia sobre el cáncer de mama

Si no estuviste conmigo en mi peor momento, no pretendas hoy tomarte la foto junto a mí. 

Ayer hablaba sobre esto con una linda amiga que pasó por un terrible accidente, pero salió ilesa del mismo. Estuvo sola, en un país diferente al suyo y ni siquiera pudo contar con una llamada telefónica de sus seres queridos. Por eso pienso que muchas veces sucede que la realidad, supera a la ficción. 

Llegamos a la conclusión de que aquellos que nos vieron mal y jamás se acercaron para preguntarnos a través de un mensaje de texto o una sencilla, pero significativa plegaria, no pueden ser parte de nuestra alegría actual. Lo siento, pero ¡No!, sin rencores, pero ¡No!, practicando el perdón, pero ¡No!. En pocas palabras, aprender a decir que ¡No!, también es hermoso y terapéutico.

Yo le respondí, ¡Si supieras que te entiendo más de lo que te imaginas!, y de lo trascendental que es para nuestras vidas, porque todas esas cosas nos llevan a tener un nivel de madurez tal, que ya no esperamos nada de nadie y eso, pese a lo que muchos piensen, nos hacen personas menos dependientes, con recursos internos muy diferentes al común denominador. 

Lo cierto es que nos motiva a crecer como nunca antes, porque esas experiencias son las que nos acercan al Creador y nos permiten avanzar, dejando de lado a quienes optan por una vida despersonalizada e indiferente. 

No hay nadie que fue a la guerra y haya regresado ileso, pero el que estuvo ahí tiene las huellas, las arrugas y las canas de quién lo intentó, se arriesgó, venció el miedo y contra todo pronóstico lo hizo, y solo por eso, ya es grande.

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 Como bien dijo otra hermosa amiga, este libro se lee desde el amor y la reflexión profunda porque fue escrito en una etapa muy importante de mi vida 🤗