A los
candidatos se les presenta una disyuntiva con respecto a si se puede o no ‘tutear’
a un Reclutador de personal. Ante esa duda, es importante enseñar que es algo
que no debe hacerse, aunque el entrevistador sea una persona muy amable,
educada, simpática y accesible.
Muchas veces
pensamos, que por el hecho de tener edades similares o los mismos títulos universitarios,
podemos cruzar la barrera. En algunos casos el entrevistador pudiera sentirse desagradado
ante el tuteo. Es por ello, que debemos tener presente, que es algo que pudiera
suceder. Podemos tener la seguridad de que si la persona no le cae bien que le
llamen ‘Usted’ por ser muy joven, lo va a manifestar y no le va a importar que
dentro de un ambiente de educación y respeto se le ‘tutee’.
Sería
interesante que, cuando eso suceda, siendo el rol de entrevistado, preguntarle
si se siente o no cómodo ante ese trato, sobretodo cuando nosotros tenemos
evidentemente más edad que esa persona y más bien nos resulte incómodo tratarle
de ‘usted’. De esta forma evitamos que no le resulte satisfactoria nuestra
actitud, convirtiéndose en un motivo para descartarnos como posibles
seleccionados ante un proceso de selección.
Por otro lado,
los jóvenes hoy en día suelen ‘tutear’ a quienes acaban de conocer, así
como a las personas mayores como algo normal. En realidad, no es culpa de
ellos, la responsabilidad es de los adultos que lo hemos permitido, no enseñándoles
el debido respeto hacia personas de mayor edad y experiencias; haciendo que en
su interacción con los demás, no conozcan los límites necesarios para entender
el debido respeto que deben tener y practicar.
Por parte de
los Reclutadores de personal también es importante poder dar una
retroalimentación al candidato, en caso de que ésta incurra en una situación de
mayor confianza de la que debería. Quedarnos callados en esos momentos consintiendo
el tuteo, no le permitirá reconocer que no nos agrada ese trato y por lo tanto,
no generará un cambio de actitud en esa persona.
Debemos
recordar que no sólo estamos en la capacidad de evaluar un perfil sino también
de ofrecer una retroinformación de cómo estamos viendo a esa persona desde
afuera, en cuanto a su manera de expresarse así como el lenguaje corporal que
le acompaña. Esto, pudiera ayudarle para no cometer errores en futuras entrevistas
y además, será una situación que nunca más olvidará en su vida, permitiendo que nos recuerde en el futuro bien sea como personas capacitadas, con un alto sentido de educación y buen
trato hacia los demás o como personas que solamente establecimos una conversación,
sin saber nunca más de la empresa que representamos. Esto último, sucede con
frecuencia y lastimosamente, podría generar altos niveles de frustración en los
entrevistados, retirarse del lugar, sin saber en qué pudo haber fallado para no
ser elegido, teniendo la formación académica y la experiencia suficiente
requerida para cubrir la vacante.
Rescatemos el ‘Usted’
en nuestro lenguaje cotidiano, no sólo como un pronombre personal, siendo gramaticalmente
la tercera persona del singular usado en el idioma español; sino como una expresión
máxima de respeto y educación hacia adultos mayores y en situaciones donde no
conocemos, ni tenemos intenciones de entrar en confianza con una persona porque
queremos mantener la formalizad del buen trato.
Sania
Arroyo
Autora
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